Descubrimiento en el barrio de Las Corts. Restaurante de barrio con
una decoración sencilla pero elegante. Un lugar perfecto para degustar
una comida creativa y de mercado. Platos sencillos pero de elaboración
artesanal y con ingredientes de primera calidad.
Tienen menú al mediodía de lunes a jueves y sugerencias fuera de carta
que vale la pena probar.
El servicio muy amable y atento. Probamos una especialidad de la
casa: croquetas de rabo de buey buenísimas (han ganado un premio) y también
bogavante a feira, delicias de merluza con mayonesa de jabugo y bacalao
confitado.
Con la carta de postres, que es de lo más original,
después de dudar mucho, nos decidimos por una sopa de coco con helado
de ensaimada y una espuma de mojito.
El precio unos 45€ con copas de
vino que, por cierto, era buenísimo.
Vale la pena probarlo. Totalmente recomendable.
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